SOBRE EL TDA-H


El TDA-H es un trastorno neurobiológico de carácter crónico, de aparición en la infancia. Afecta aproximadamente entre el 5% y el 10% de la población escolar y se mantendrá hasta la vida adulta en un 70% de los casos. Está más presente en varones que en mujeres, sin embargo, aunque esa prevalencia  es real, puede considerarse que parte de esta diferencia entre géneros, puede venir derivada por un posible infradiagnóstico en las mujeres.

Este trastorno se compone de tres síntomas nucleares que lo definen: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. En algunos casos sólo se manifiestan síntomas de falta de atención, por lo que estaríamos ante un TDA-H de tipo Inatento. En otros, el niño manifiesta problemas para estar quieto, controlar su impulsividad y prestar atención, lo que se denomina como TDA-H subtipo Combinado. En otras ocasiones, escasas, el exceso de movimiento y la impulsividad son los aspectos predominantes, en estas ocasiones el tipo de TDA-H del que hablamos se denomina de tipo Hiperactivo-Impulsivo. Además estos tres diferentes tipos podemos encontrarlos en diferentes grados, de leve a grave.

Por tanto, dado que no existe una manifestación unívoca en todos los casos, el diagnóstico se revela complejo y requiere pruebas muy concretas y un buen diagnóstico diferencial. Debemos tener en cuenta, como hemos dicho anteriormente, que este trastorno tiene diferentes síntomas, pero que un niño se mueva en exceso, se despiste o reaccione sin pensar no significa que padezca TDA-H.

Cabe resaltar que, a parte de la sintomatología nuclear de este trastorno, inatención, hiperactividad e impulsividad; estos niños también tienen otro tipo de dificultades como pueden ser, falta de lenguaje interno, dificultades para el control temporal, dificultades de organización y planificación, problemas con el control y regulación de emociones, poca capacidad de demora de gratificaciones…, que pueden venir determinadas por sus dificultades de control inhibitorio y déficits en diferentes funciones ejecutivas.

También es muy importante valorar si existen factores asociados o trastornos comórbidos que acompañen al TDA-H, ya que aproximadamente en el 70% de los casos el TDA-H no aparece solo. Este trastorno genera diferentes consecuencias en el terreno escolar o académico, personal, familiar y social. Por todo ello es importante realizar un buen diagnóstico temprano y un adecuado tratamiento con colaboración de todas las personas que forman parte del entorno de la persona que lo padece.

Tratamiento multimodal

El tratamiento de los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H) requiere de un programa multidisciplinar, adaptado a las características individuales del niño, como el sexo o la edad, y a agentes externos como el entorno familiar y social.

Existen distintos abordajes terapéuticos para tratar el TDA-H, pero el tratamiento combinado “multimodal” es el que ofrece mejores resultados. Esto supone la inclusión de padres, profesores, médicos y psicólogos en todos los niveles del tratamiento. Teniendo esto en cuenta, se coordinan simultáneamente tratamientos de tipo: farmacológico, psicosocial, psicopedagógico. Ninguna de estas intervenciones es exclusiva; no puede, ni debe sustituir a las demás.

Farmacológico

El médico es el profesional sanitario autorizado para prescribir un tratamiento farmacológico y realizar el seguimiento de los pacientes.

Existen varios tipos de fármacos que ayudan a los niños con TDA-H. Estos medicamentos actúan sobre los neurotransmisores dopamina y noradrenalina, cuya producción irregular genera los síntomas de este trastorno. Dichos fármacos pueden ser estimulantes o no estimulantes. El médico elegirá la opción más adecuada para cada paciente.

Psicosocial

El tratamiento psicosocial implica formación a familia y a la escuela con el fin de entender mejor las dificultades de niño. Esa formación está destinada a que tanto la familia como la escuela conozca y entiendan las dificultades que tiene el niño por causa de su trastorno, además de aprender de qué modo este niño está mejor ajustado y, en su caso, aprende mejor y así poder adaptar las condiciones y el método a las necesidades del niño. De ese modo se reduce el estrés en la familia o el profesor provocado por los problemas del niño, y se produce una mejora general en la vida de todos.

Entrenamiento para padres

El TDA-H provoca en el niño una serie de comportamientos difíciles de controlar por los padres. Esto puede generar en ellos sentimientos de:

  •    Frustración.
  •    Tristeza.
  •    Culpabilidad.
  •    Estrés.
  •    Baja autoestima.
  •    Desconfianza en sus habilidades como padres y educadores.
  •    Problemas maritales.

Y son estos problemas, en muchas ocasiones, los que los llevan a la consulta clínica. Cuantos más detalles conozcan los padres sobre el trastorno de su hijo, más fácil será tratarlo con éxito. Por esta razón, un programa integral debe incluir técnicas orientadas a aumentar el conocimiento de los padres acerca del TDA-H, y posteriormente, un entrenamiento en el control de las conductas del niño.

En este punto se les enseña a los padres a:

  •    Marcar a su hijo pocos límites, pero estables, de uno en uno y hasta el final.
  •    No consentir las exhibiciones del niño en un “escenario público”.
  •    Definir reglas claras de consecuencias y premios para ciertos comportamientos.
  •    Ayudar al niño a terminar una tarea o encargo dividiéndolo en pasos menores.
  •    Aumentar la estructura y el orden de la casa.
  •    Establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo.
  •    Eliminar ruidos y distracciones.
  •    Motivar al niño.
  •    Aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse las normas.

Psicoterapia para niños

En los niños, la psicoterapia suele combinarse con medicación. En algunos casos se utiliza por sí sola, pero en general es mejor el tratamiento combinado. En estos casos, la psicoterapia cognitivo-conductual es la más eficaz. En líneas generales, se le enseña al niño a:

  •    Control de su conducta.
  •    Monitorizar sus actividades inapropiadas.
  •    Comprender como sus comportamientos molestan a los demás y cómo intentar reducirlos.
  •    Se proporciona un entrenamiento en las habilidades sociales.
  •    Se enseñan técnicas para mejorar la autoestima.

El terapeuta debe tener en cuenta, además, que el TDA-H puede estar acompañado de otros problemas psiquiátricos que también requieren atención, como la depresión o la ansiedad.

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